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No encuentro a mi jefe

Honorable Sr. Marzà, Conseller de Educación, Cultura, Investigación y Deporte:

¿Es usted mi jefe? No sé para quién trabajo.  A pesar de que soy asalariada, de que cuando decido ponerme en huelga protestando por los cambios de la Ley de Educación  hay alguien que me quita el sueldo, a pesar de que cuando me pongo enferma tengo que presentar partes de baja médica a un superior, de que si llego tarde porque llevo a mi hijo al médico debo llevar justificante, a pesar de que en todos y cada uno de mis actos tengo presente que trabajo para otra persona, cuando tengo un accidente en mi Centro estoy completamente desamparada.

El 19 de enero tuve la suerte de no morir entrando a mi puesto de trabajo. Dos palmeras enormes, propiedad del Ayuntamiento, y situadas en el pabellón deportivo Bernardo Ruiz colindante con mi Centro, cayeron dentro de la E.A.S.D.O. (Escuela de Arte y Superior de Diseño de Orihuela) aplastando mi coche. Podían haberme aplastado a mí, a cualquiera de mis compañeros o cualquiera de nuestros alumnos, así que todos nos consideramos afortunados. Yo, la que más. Me siento muy afortunada y muy desilusionada, ambas cosas en la misma medida. Completamente sola, cual trabajadora autónoma abandonada a mi propia suerte, me he buscado un abogado, he participado en el último Pleno de mi Ayuntamiento  y ahora ando enzarzada en la búsqueda de un jefe.

Entiendo que debo dirigirme a usted porque me invita a ello en la carta de saludo publicada en la web de la Consellería de Educación.

“… queremos mejorar los canales no tan solo de la Consellería hacia la gente,  sino también de la gente hacia la Consellería.  Hablar, escuchar y conversar nos permitirá mejorar en nuestra acción de gobierno para reconstruir la educación, la cultura, la investigación y el deporte… “

Bien, pues yo, leído esto, hablo. Y hablo para decirle que el Sur también existe, que nací en el último pueblo de la Comunidad Valenciana, que me siento valenciana aunque mi lengua materna sea el castellano, que intento hacer mi trabajo lo mejor que puedo a pesar de las penosas condiciones del edificio en el que lo hago, que acudo cada día a mi Centro aunque estoy convencida de que no tengo en él la seguridad que debería tener, que los alumnos y profesores de la Escuela de Arte de Orihuela compartimos con los alumnos y profesores de los C.E.I.P. “Villar Palasí” y “Fernando de Loaces”, con los del C.E.E. “Antonio Sequeros” y con los del I.E.S. “El Palmeral” el peligro de ser aplastados como hormigas por las palmeras que están cayendo como moscas.

El Ayuntamiento de Orihuela no hace nada  porque en este pueblo ocurre que personas  que no están preparadas, que no tienen empatía y que no se preocupan mucho por lo que no les afecta a ellos directamente ocupan cargos importantes y así, sin saber, sin entender y sin preocuparse, toman decisiones que afectan a muchos porque tienen la autoridad y el poder para tomarlas, como por ejemplo dejar desierta la contrata para el cuidado y mantenimiento del Palmeral. Por eso, el alcalde de Orihuela me dijo en el Pleno (un mes después de lo ocurrido) que “lamenta lo que ha ocurrido con mi coche” pero “ignora si ha habido responsabilidad y entiende que no ha habido negligencia”. El concejal de Medio Ambiente considera que el hecho de que se caigan palmeras es “un accidente” y que las palmeras “son seres vivos y con viento hay peligro de caídas”.

Para nuestra tranquilidad, “el Ayuntamiento tiene un seguro de responsabilidad civil” que suponemos responderá ante los aplastamientos, lo que no sabemos si lo hará en caso de “negligencia si la hubiera, que no la hay” o sólo en caso de “accidente”.

Oído esto, los padres y madres de los niños matriculados en todos los colegios e instituto del entorno del Palmeral de Orihuela (el segundo de Europa por su tamaño y por lo bonito que es) están alarmados.  ¿Es posible que un ser vivo viejo caiga sobre sus hijos en el patio y los aplaste? Sí, lo es. Porque las palmeras de Orihuela, como las del resto del mundo, necesitan unos cuidados y un mantenimiento que no están recibiendo.

Yo también estoy alarmada y, para curarme en salud, le he escrito a la Directora Territorial de Educación en Alicante. Necesito saber qué pasaría si, siguiendo las indicaciones de mi concejal de Medio Ambiente, no acudo a mi trabajo cuando haga viento para no poner en peligro ni mi vida ni mi coche. ¿Me quitarán un día de sueldo? Siendo madre de familia numerosa igual decido ir a trabajar para cobrar mi sueldo íntegro aunque luego tenga que invertir los sueldos de varios años para comprarme un coche nuevo. Esto, claro, en el caso de que sobreviva al accidente.

Sólo añadirle que para los docentes, los alumnos y los padres y madres de alumnos que acudimos diariamente a los Centros Educativos situados en el entorno del Palmeral de Orihuela sería una alegría y un gran alivio que nuestras autoridades en Educación de la Comunidad Valenciana, además de garantizar  nuestra seguridad en el trabajo, estuvieran junto a nosotros luchando por conseguir que ir a clase deje de ser sinónimo de arriesgar no sólo nuestro patrimonio, sino también nuestras vidas.

Me despido de usted dándole las gracias por atenderme, aunque no sea mi jefe, e invitándole a visitar el último pueblo del sur de la Comunidad Valenciana:

Orihuela, su pueblo y el mío”.

Atentamente,

Edu Grao
Docente y funcionaria autónoma.

 

 

 

 

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