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‘Camino de Catalonia: plurilingüismo’, por Miguel Ángel Robles

Avisan Arrimadas y Cayetana, dos enormes animales políticos, de que el proceso independentista está en marcha prácticamente en todas las comunidades con más de una lengua. Los partidos para mitigar el efecto se apuntan, sin saber muy bien lo que significan, a vistosas teorías plurilingüísticas. Han entrado en el juego. Cito literal un párrafo del libro La buena y la mala educación de Inger Enkvist referido a un ejemplo hindú en el que se enseñan tres lenguas simultáneamente y lo que piensan los expertos en educación sobre ello: esto resulta difícil para todos los alumnos y no es ideal, sino un compromiso tomado por consideraciones de carácter político. Para un alumno disléxico, esta situación se vuelve imposible (y para un inmigrante, un niño con TDH, etc.).

Ahora el gobierno valenciano nos obliga a implantar el Programa de Educación Plurilingüe e Intercultural (PEPLI), como vemos acrónimos altisonantes no faltan. Afecta a todos los centros sostenidos con fondos públicos y establece el mínimo de horas que han de darse: 25% en castellano y valenciano y entre el 10 y 25% en inglés. Nuestros hijos cursarán asignaturas como física o matemáticas en valenciano o inglés, incluso los exentos de valenciano, al margen de que tengan o no capacidad para ello.  Recibirán las clases impartidas por un profesor que verá mermada su competencia profesional por trabajar en una lengua que le plantea dificultades. Si Nuñez Feijó resulta ridículo cuando perora en gallego imaginen a un murciano, con la capacitación lingüista, dando historia del arte en valenciano. El colmo del despropósito es que quieren hacerlo hasta en la escuela de adultos.

“Cuesta entender que las autoridades responsables se hayan atrevido a intervenir en algo tan largo y complicado como es el aprendizaje de la lengua de los jóvenes sin tener pruebas de que iban a poder mantener el nivel o elevarlo” (Inger Enkvist), pues no solo lo han hecho sino que se ha convertido en una de sus banderas -identitarias- para desgracia de la educación y el futuro de nuestros hijos. Tanta intromisión hace hablar a la autora de este compendio de estudios sobre educación en términos muy tristes… hoy no es seguro que un bachiller sepa escribir de manera coherente y sin errores de ortografía, ni un universitario, abundo yo. Se apela muchas veces al ejemplo canadiense, pero este fue un proyecto voluntario, restringido, con unas condiciones que no pueden detallarse aquí y que, como señala este estudio, se ha usado por los políticos para cambiar las costumbres lingüísticas. ¿Lo próximo será rotular los negocios en valenciano bajo multa?

Los defensores de las lenguas minoritarias hablan de ellas como si fuesen personas con derechos, acusan a la mayoría de imponer sus deseos ignorando que ellos intentan imponer los suyos al resto (la mayoría) que critican. Solo en Europa hay unas 200 lenguas, es un espacio de conflicto más que de convivencia, ¿cuántas debemos saber para ser personas institucionalmente  integradas? No es una peculiaridad vivir en un país con varias lenguas, es lo normal.  En Europa tenemos 23 lenguas que se traducen en los foros políticos, ninguna de ellas es el valenciano ni el vasco ni el catalán; el español sí.

Asumamos sin complejos que el castellano o español es un idioma global y el resto son lenguas o dialectos de influencia local. Que se deben mantener y promover, pero no imponer. Que aprender una legua es un proceso lento, laborioso, que exige mucho esfuerzo y no es posible acceder a la verdadera cultura sin un dominio alto. Que estudiar solo un 25% en español impide el uso culto de la lengua, salvo que trabaje por su parte la lectura de manera intensiva, cosa poco frecuente, especialmente en ambientes marginales, los que más necesitan de la educación para escapar de la mala fortuna. Y que estos esfuerzos por variar el mapa lingüístico obedecen a estrategias políticas no a necesidades educativas, por eso los centros intentan cumplir la ley dando las clases en otras lenguas en la hora de “gimnasia”, religión o tutoría. Para no perjudicar a los alumnos. Se habla de las ventajas, pero se omiten los problemas.

Hemos asumido con naturalidad que un alumno en Alcoy estudie usando como lengua vehicular el valenciano y tenga grandes limitaciones en castellano, ahora queremos que todos sean manifiestamente incompetentes en las tres y por consiguiente en el resto de asignaturas. Pues que sepan que la Vega Baja no necesita normalizarse, está estupenda así.

MIGUEL ÁNGEL ROBLES MARTÍNEZ.
Profesor de Educación Secundaria en Orihuela

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