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Los mercaderes se reinventan para llevar fruta y verdura del bancal a la mesa

Las hortalizas y frutas no entienden de estados de alarma y nuestra alimentación menos. La actual situación de confinamiento ha derivado en un mayor consumo de productos frescos de la huerta que ahora compramos en la tienda del barrio o supermercados cercanos ante la ausencia de mercados y mercadillos de venta ambulante.

Los pedidos de fruta y verdura se han disparado con la crisis del coronavirus. La producción continúa, pero adaptándose a las nuevas medidas de prevención que hay que adoptar porque un contagio en el campo podría echar toda la producción a perder.

Las pequeñas producciones agrícolas son una de las opciones para cubrir las necesidades de alimentación y potencian la soberanía alimentaria en nuestros pueblos. Además, son un elemento clave para garantizar la disponibilidad de alimentos en cantidad y calidad necesarias ante posibles problemas de abastecimiento debido a cierres de fronteras y a paradas de exportaciones por otros países.

Muchos de los pequeños agricultores de la Vega Baja que han vendido hasta ahora en mercados, repartidos por toda la comarca, se han visto obligados a reconvertir su forma de vender ante la suspensión de la venta ambulante.

Es el caso de José Francisco y Antonio Pérez, dos hermanos de la pedanía oriolana de Desamparados, que ofrecen a domicilio los productos frescos de la huerta y el campo con cosecha propia. Ambos siguen madrugando para ocuparse a diario de sus cosechas, aunque con más tranquilidad que cuando a las 6 de la mañana ya estaban en marcha hacia uno de los mercados de la comarca. «O nos quedábamos mirando como se hundía el barco o nos reinventábamos con el reparto directo a casa», señala José Francisco, quien asegura que así, «vamos cubriendo gastos y pagando impuestos».

Verdura, patatas, naranja y limón es lo más demandado y, pese a que no hay pedido mínimo, cada venta oscila entre los 10 y los 50 euros. Lo que no sacan de su huerta lo compran en la comarca y de Murcia, principalmente, pero también de otros puntos de España, «según el producto».

Cuando estalló la crisis, comenzaron el reparto entre familiares y amigos, «pero ya llevamos a otras pedanías, Orihuela centro e incluso a Benferri, Redován, Jacarilla, Bigastro y otras zonas de la Vega. José asegura que si esto funciona, «cuando volvamos a vender en mercados, mantendremos la venta directa a casa, porque así nos lo piden».

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