- Advertisement -

El sobrepeso y la obesidad infantil duplican sus cifras a menor poder adquisitivo de las familias

El determinante de la salud que mejor explica la evolución del exceso de masa grasa, comúnmente llamado sobrepeso y obesidad, es el poder adquisitivo y los problemas económicos. Así lo ha afirmado esta mañana el presidente del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa), Luis Cabañas, quien ha presentado los resultados finales del Estudio ENPIV (Evaluación Nutricional de la Población Infantil de Valencia) en la jornada “Determinantes sociales y ambiente obesogénico: radiografría de la salud alimentaria infantil” que ha tenido lugar esta mañana en Las Naves. Un estudio en el que la entidad colegial ha trabajado durante los últimos dos años y que es el primero de estas características: cruza datos de peso y talla y mediciones antropométricas de niños y niñas de 5 a 14 años con aspectos socioeconómicos de estos menores y sus familias, como el nivel de renta, la actividad física, el tiempo frente a las pantallas o el acceso a alimentos de calidad en función de su capacidad económica. Todo ello para conocer los determinantes que causan los problemas de sobrepeso y obesidad en esta etapa vital, y que en el 70% de los casos, se perpetúan en la edad adulta.

“Lo que más debe llamarnos la atención de este estudio, que se ha realizado sobre casi 700 menores, es que el sobrepeso y la obesidad infantil duplican sus cifras cuanto menor es el poder adquisitivo. Esto ya no es una opinión, ni una crítica ni mucho menos una moda: es una realidad, un gran problema de Salud Pública y como tal debe abordarse y atajarse con voluntad desde las administraciones”, ha señalado Cabañas.

Así, tal y como refleja el estudio del CODiNuCoVa en aquellas familias con rentas superiores a 36.000 euros anuales, el sobrepeso y obesidad afectan a un 23% de los menores, mientras que en familias cuyas rentas son inferiores a los 12.000 euros anuales ascienden hasta el 50%.

El Estudio ENPIV, que ha contado con la colaboración de Las Naves del Ayuntamiento de Valencia y de la Oficina de Estadística municipal, refleja entre otras cuestiones los hábitos de alimentación y de actividad física de la población encuestada. Así, se observa que el 86% de niños y niñas no siguen el patrón de dieta mediterránea, lo que, según los nutricionistas valencianos, indica que necesitan mejorar su alimentación. Además, un 65% no llega a las recomendaciones mínimas en consumo de fruta o verdura y 1 de cada 3 excede la cantidad máxima de azúcar que es deseable consumir.

Por lo que se refiere a la actividad física, el Estudio ENPIV concluye que el 30% de los menores no realiza ningún tipo de ejercicio (fuera del entorno escolar), mientras que el tiempo de exposición a las pantallas (televisión, tablet, videoconsolas y móviles) es de entre 2 y 3 horas diarias.

Pantallas por donde colar la publicidad de alimentos malsanos
La jornada ha contado además con la intervención de Aitor Sánchez, dietista-nutricionista y tecnólogo de los alimentos y autor del libro “Mi Dieta Cojea” y del perfil de redes con el mismo nombre, con más de 300 mil seguidores. Sánchez ha explicado que el “bombardeo” publicitario hoy en día es multiplataforma y que no siempre lo percibimos, además de estar expuestos a lo que califica como “no comida”. “La exposición a la publicidad infantil de alimentos malsanos sabemos que tiene un impacto negativo en la alimentación de nuestros niños y niñas. Además, suele ser mayoritariamente de productos de un perfil poco saludable y que desplazan a otros alimentos sanos que son clave para el correcto crecimiento y el desarrollo”, ha afirmado. De hecho, la publicidad de alimentos saludables o productos frescos es prácticamente inexistente lo que condiciona las decisiones de compra. “El impacto de la publicidad es claro en las preferencias de los más pequeños, y condiciona la compra de la familia. De no ser así, las empresas no invertirían en campañas publicitarias puesto que sería tirar el dinero. Claramente les reporta beneficios”, ha explicado.

Las dificultades económicas en el acceso a alimentos de calidad aumentan la obesidad
De hecho, este impacto en los hábitos de compra junto a la facilidad de acceso, en términos económicos, a los productos ultraprocesados, es una de las causas de la mala alimentación infantil. Según el Estudio ENPIV, y en base a la escala FIES de Seguridad Alimentaria (una herramienta de medición del acceso a alimentos en términos de cantidad y calidad), 2 de cada 5 menores participantes presentaban inseguridad alimentaria leve y un 6% inseguridad moderada y severa, es decir, “riesgo en el acceso o acceso deficiente a alimentos en calidad o cantidad suficiente”, ha explicado Luis Cabañas. ¿Y sus consecuencias para el estado nutricional? “El 28% de los niños y niñas con inseguridad alimentaria moderada o severa presentan obesidad, 10 puntos porcentuales por encima de la media. El peso general y las mediciones de cintura y pliegue tricipital, dos pruebas básicas en un estudio de composición corporal que realizamos los profesionales de la Nutrición, también son superiores, lo que indican un mayor volumen y exceso de masa grasa”.

En 2 de cada 5 hogares encuestados existe preocupación por no poder comprar comida, y los problemas económicos han provocado comprar o comer menos alimentos en 1 de cada 4 hogares. Unos problemas económicos que también impiden acudir a un/a dietista-nutricionista: así lo afirma el 20% de las personas que han necesitado esta atención. “España se encuentra a la cola de los países de nuestro entorno en cuanto a acceso gratuito, equitativo y universal a un profesional de la Nutrición. No hay dietistas-nutricionistas en la sanidad pública y es una cuestión que no podemos ni pasar por alto ni dejar para más adelante”, ha insistido Cabañas.

Los comentarios están cerrados.