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Salud Pública duplica las inspecciones para garantizar la seguridad alimentaria estas fiestas

Los servicios de control sanitario de alimentos intensifican estos días sus batidas en unas fechas en las que el consumo se multiplica, llegando incluso a duplicar el número de inspecciones .

El departamento de Salud Pública en la Vega Baja, y en concreto Sanidad Veterinaria, busca que restaurantes, plazas de abastos, mercadillos y mataderos cumplan los requisitos de seguridad en las instalaciones, la calidad sanitaria de los productos perecederos, así como su correcta información en cuanto a la caducidad y aditivos, con el fin de evitar intolerancias y alergias alimentarias, pero también posibles fraudes.

Una veintena de inspectores efectuará estos días más de cien controles, la mitad de ellos en los cuatro mataderos repartidos por la Vega Baja, una de las comarcas de la Comunidad Valenciana con mayor número de sacrificios. También se vigila la venta de productos frescos en plazas de abastos y mercados, pero especialmente en restaurantes, donde aumenta el número de comidas navideñas.

En estos locales se controlan los menús y el almacenamiento de materias primas «para ver si tienen las condiciones adecuadas en refrigeración y congelación», como detalla José Antonio García, coordinador veterinario de Salud Pública. La labor del inspector lleva incluso a encuestar a las personas que manipulan esos alimentos, «porque hablando con ellos deducimos detalles de irregularidades que a veces no vemos». En la mayor parte de esos controles, «hacemos un trabajo de informadores y asesores para recalcar las normas que deben cumplir».

Sanciones de hasta 5.000 euros
El departamento de Salud Pública en la Vega Baja levantó este 2019 unas 800 actas de infracción, de las que unas 600 han llevado aparejada la sanción por no corregir las deficiencias observadas.

Los casos más frecuentes de irregularidades en estas fechas se dan por no cumplir con la temperatura de conservación adecuada para la conservación. El abastecimiento debe ser casi diario para que no exista acumulación. «Hay quien almacena mucho y lo va congelando y descongelando para servirlo. Es una de las principales deficiencias». Si esos productos no están en buen estado para garantizar su consumo, el inspector lo decomisa para ser destruidos. Las sanciones leves van desde 300 hasta 1.500 euros, pero los casos graves pueden ser sancionados con 5.000 euros y el cierre del establecimiento.

Desde Salud Pública, José Antonio García, explica que el sacrificio de animales para consumo propio no está sancionado, pero que, en ningún caso, está permitido si esos alimentos se entregan o venden a terceras personas. En general, en la comarca se cumple la exigente normativa. Además, en los últimos años no se han registrado toxinfecciones en estas fechas. Si se duda del aspecto o sabor del alimento, se debe desechar.

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