Marcelino Asuar Belda fue uno de los fundadores de las Fiestas de Moros y Cristianos. Cuarenta y seis años después, la Corporación le distingue con el cargo de Síndico Portador de la Gloriosa Enseña del Oriol para las próximas Fiestas de Moros y Cristianos.
Maestro de profesión, ya jubilado, lleva ligado a la Fiesta casi toda su vida y recuerda cuando en 1973 fue uno de los firmantes del acta de constitución de la Junta Central de Moros y Cristianos. A sus 72 años ha sido elegido para portar el Pájaro por las calles de la ciudad el próximo 17 de julio.
Pregunta. Ser Síndico ¿es un sueño cumplido?
Respuesta. ¿Qué oriolano no sueña con ser Síndico del Oriol? Siento una intensa emoción y satisfacción. Es una gran alegría para mí porque es lo máximo de estas fiestas.
P. ¿Siente que es un reconocimiento al trabajo de toda una vida en favor de la Fiesta?
R. Siempre he estado colaborando de una u otra forma con las Fiestas de Moros y Cristianos, quitando mucho tiempo y causando molestias a mi familia. Para mí hay unas armengolas anónimas que son las que verdaderamente soportan el peso de la Fiesta y son las madres, esposas, abuelas de quienes trabajan por estas fiestas. Quiero hacer patente su valor y quienes salimos en los desfiles tenemos detrás a una familia y un grupo de mujeres anónimas que también trabajan por la Fiesta y son tan entusiasta o más que cualquier festero desfilante.
P. Con su bagaje como festero, ¿cómo valora las fiestas actuales comparadas con aquellas primeras ediciones?
R. Hay una enorme diferencia. Veo fotos de entonces y no puedo evitar emocionarme cuando percibo hacia dónde ha evolucionado la Fiesta y en qué pedestal está hoy. Habrá cosas que mejorar, pero de aquellos años a la actualidad hay un abismo. Prueba de ello es que ya tiene carácter internacional. Soy el único superviviente de aquella época, pero he ido viendo pasar los años por todo este fenómeno festero y es algo que me abruma.
P. Con toda esa experiencia y esas vivencias ¿qué es lo primero que se le ocurre para mejorar las Fiestas de Moros y Cristianos?
R. Todo es mejorable, aunque los desfiles de las entradas es algo difícil de superar porque son espectaculares tanto de un bando como de otro. Podría mejorar el desfile del Pájaro si estuviera mejor coordinado y se fuera más respetuoso con su significado, aunque siendo el día que es, con ese calor y un recorrido tan largo, también repercute en el desfile. También ha mejorado la retreta, porque iba por unos derroteros que no eran los propios de este acto. Debería ser un ensayo del desfile general, pero también hay que dar una válvula de desahogo a los festeros y para que la gente se divierta. La Fiesta tiene dos caras, una seria para demostrar responsabilidad y empaque en el desfile y otra divertida, porque si no tiene diversión no es una fiesta. La retreta se ha volcado hacia ese desahogo que le hacía falta a Orihuela, aunque también debe tener su regulación.
P. Como maestro y como festero, ¿qué haría para que los jóvenes sean conscientes de la importancia de esta conmemoración?
R. A la gente joven hay que darle protagonismo y pedirles que amen la Fiesta, pero especialmente que amen su pueblo porque Orihuela es una joya, y una joya hay que cuidarla. Que se sientan orgullosos de ser oriolanos y que piensen que al desfilar representan a todo un pueblo.
P. ¿Qué espera sentir el día 17 de julio cuando lleve la Enseña del Oriol en sus manos?
R. Tengo la cabeza hecha un bombo cuando lo pienso. Sentiré una inmensa emoción. Lo más tremendo para mí será la salida al balcón durante la noche del Pájaro. Conmigo van a salir también otras personas y los brazos que van a llevar al Oriol van a estar arropados por mis compañeros fundacionales: Francisco Tormo, Claudio Sarabia, Antonio Giménez, Francisco Hernández, Pedro Vicente. Estoy seguro de que ellos no me van a dejar caer porque van a estar conmigo ese día y quiero que así sea.
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