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Carta de un padre de DINOCO al alcalde de Orihuela

Querido Alcalde:

Le escribo como padre y como socio de DINOCO, pero sobre todo como ciudadano de  Orihuela.

Pertenezco a la asociación DINOCO desde hace ya casi tres años, cuando mi hijo fue derivado por su pediatra al centro municipal de atención temprana para que allí le ayudaran a superar los problemas que, gracias al trabajo de todas las terapeutas del centro, hoy están completamente superados. Le escribo tras leer el artículo que ha publicado hoy Ud. en Activa Orihuela, y es que he visto algunas incorreciones que me reafirman en mis sospechas de que no nos están tratando con el respeto que merecemos a los padres de la asociación.

Voy al grano. La asociación se ha hecho cargo de la gestión desde que ASTRAPACE de marchó, como muy bien dice, pero no por iniciativa propia. Más bien por la falta de alternativa, al no haber ninguna asociación local dispuesta a asumir la gestión del centro manteniendo el servicio tal cual se estaba prestando. La junta llevó adelante esta tarea con mucho esfuerzo y enfrentando múltiples dificultades, pero de manera eficaz, hasta que hace algo más de un año empezaron a aparecer problemas en el pago de las facturas por parte del ayuntamiento.

Ya ASTRAPACE tuvo problemas de este tipo, pero nunca al nivel que se produjeron en esta ocasión. Esto nos llevó a movilizarnos, no contra nadie, sino para demostrar nuestros apoyos y exigir una solución al equipo de gobierno de aquel momento, para aquella circunstancia. Recuerdo a muchos representantes políticos en aquella ocasión, recuerdo discursos políticos en la asamblea. Allí estaban los representantes de su partido, a nuestro lado, Ud. no ejercía entonces como líder local del PP, pidiendo literalmente que no se pusiera al interventor como excusa (cuan cruel llega a ser la hemeroteca).

Recuerdo a representantes de CLr, hoy en Ciudadanos y recuerdo a representantes de aquel equipo de gobierno, sí, como lo oye, que vinieron a acompañarnos, porque más allá de los problemas que debían resolver, sabían que teníamos razón en nuestras demandas. Incluso vinieron a una asamblea a explicar el problema y a ofrecer una solución, que por temporal no era satisfactoria, pero que nos permitía salir del atolladero. Por eso se abrió la licitación, para poder pagar las facturas mes a mes (o mejor dicho quincena a quincena) mientras se buscaba la solución definitiva. No pretendieron licitar a ninguna empresa, como Ud. insiste en señalar, y por su insistencia parece más clara su mala fe. Ese mecanismo les permitió a aquellos responsables mantener abierto el centro igual que hoy se lo permite a Ud. Nos consta la existencia de un informe, encargado por el anterior equipo de gobierno, que decía que era posible la gestión municipal del centro.

Con la nueva legislatura volvieron a aparecer los problemas de cobro, y como nos estamos replanteando la gestión del centro, decidimos solicitar la gestión directa por parte del ayuntamiento. Los padres no tenemos por qué ser especialistas en derecho administrativo que tengan que enfrentar el problema de gestión, bastante han hecho ya afrontando los problemas surgidos en los últimos tiempos. Incluso la dirección de la asociación llegando a poder tener problemas de tipo judicial. La gestión directa siempre fue nuestra primera demanda, y lo fue porque así lo decidimos en asamblea. Nos importan mucho las trabajadoras, no por capricho, sino por su sobradamente acreditada competencia, pero ellas mismas saben que nunca las antepondremos a la supervivencia del servicio. La asamblea conocía la dificultad de mantener a las empleadas, y aun así nuestra primera opción siguió siendo la gestión directa, su opción 1 (u opción A, no lo tengo claro).

Me consta que las trabajadoras sabrán defender sus derechos laborales en cualquier caso. Aquí llegamos a su primera falsedad, las trabajadoras siempre fueron importantísimas, pero nunca fueron una condición excluyente.

Surgió la posibilidad de una gestión a través de una empresa municipal, opción 2, y se nos explicó que en este caso las empleadas podían  permanecer en sus puestos, y sólo por eso, la asamblea contempló esta como segunda opción y mal menor. Ahora resulta que esto tampoco sería exactamente así y las trabajadoras no conservarían sus puestos tal cual los tienen ahora. La dirección de la asociación lleva ya mucho tiempo haciendo grandes esfuerzos, formándose hasta el punto de parecer doctores en gestión adminsitrativa y derecho laboral, reuniéndose con responsables de su equipo de gobierno, con responsables de la administración autonómica en Valencia y con el traído y llevado interventor. Por lo que nos cuentan, y nuestra confianza está depositada totalmente en ellos, de las reuniones con responsables del ayuntamiento no han salido más que problemas con imposible solución. Y ahora resulta que todo el problema es quien antes no era más que una excusa: el interventor. Se puede entender en su artículo.

Como nos encontramos con todos estos problemas hemos decidido volver a movilizarnos, no contra nadie, sino para volver a recordar que exigimos una solución. Esta vez sin discursos políticos, pero curiosamente no aparecieron todos los responsables políticos como el año anterior. Por el contrario, nos encontramos con acusaciones de manipulación y politización, pero ¿el año pasado no era lo mismo? Esta es otra de sus falsedades, nos toman por borricos manipulables en lugar de acompañarnos en nuestras demandas y explicar los problemas y las soluciones con claridad.

Y es aquí donde llega lo que más me ha indignado de su artículo. Sin saberlo ha confirmado Ud. todas mis sospechas sobre su único plan, la opción 3, privatizar. En la última asamblea compartí mis sospechas en voz alta y en público y su artículo las ha confirmado punto por punto. La única opción que sale bien parada en su artículo es la privatización, es más, predije incluso su argumento de salvar a las trabajadoras. Otra falsedad, si una empresa se hace cargo de la gestión, deberá tener un beneficio, y este beneficio sólo puede salir de recortar en la calidad del servicio y de las trabajadoras y sus condiciones laborales. Los principales perjudicados: los niños que necesitan la mejor atención que los fondos públicos les pueden prestar. De esta opción sí tenemos referencias en nuestro entorno más próximo.

Por tanto, haga lo que deba de hacer señor alcalde, pero no crea que habla con gente que no entiende las cosas, ni con tontos a los que se puede manipular. Somos padres que a fuerza de chocar ya sabemos bastante bien como va todo esto, y sabemos que puede y que no puede hacer. Haga lo que tenga que hacer, pero dé las explicaciones completas y asuma su responsabilidad.

David Hernández

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