José Aix- Vicealcade de Orihuela y concejal de Urbanismo
Urbanismo y Policía Local llevan meses estudiando fórmulas para seguir contrarrestando el impacto económico de la pandemia en nuestra ciudad
El estallido en nuestro país de la crisis del COVID-19 en marzo de 2020 supuso el cierre de muchísimos locales y empresas, desatando una pandemia paralela a la sanitaria: la económica. A partir de ese momento, el Ayuntamiento de Orihuela –al igual que otras Administraciones- comenzó a trabajar en la reapertura de las empresas clausuradas temporalmente y que, ante la nueva situación, se han visto obligadas a aplicar gradualmente decisiones para la contención del indómito virus.
Difícilmente nos habríamos atrevido a explorar algunas de las medidas que ahora han sido aceptadas con absoluta naturalidad en un contexto normalizado. ¿Quién se habría planteado limitar el número de comensales en una mesa? ¿Con qué motivo le íbamos a ganar metros a la calle para dárselos a la hostelería si no fuera por esa amenaza invisible que nos rodea? ¿Para qué tener cartas en QR con lo cómodas que resultan en papel? Y es que, en un escenario de tranquilidad, lo más habitual –y quizás lógico- es ser conservador en las decisiones para no generar debates innecesarios entre la opinión pública y conservar, por consiguiente, lo que la experiencia nos dice que funciona. Pero la nueva realidad, en esencia trágica e imprevisible, impone valentía, creatividad y responsabilidad en dosis proporcionales en dos direcciones: una, para contrarrestar los propios efectos de la pandemia; otra, para fijar los cimientos de una Orihuela que queremos más vital y moderna. O lo que es lo mismo, eventualidad frente a planificación.
Derogación del Título 1 de la ordenanza actual. El primero de los vectores ha cristalizado, entre otras cosas, en ayudas directas a pymes y micropymes, exención de tasas, en aumentar la ocupación de vía pública como réplica a la reducción de aforo y para proteger la salud de los oriolanos o peatonalizaciones puntuales que garantizan la distancia interpersonal al tiempo que promueven la convivencia familiar en nuestras calles. En esta línea, cuando, con exceso de optimismo y deseo de recuperar sensaciones pasadas, pensábamos que le habíamos ganado la batalla al virus, nos encontramos de lleno inmersos en la sexta ola, con cifras de contagio que triplican a nivel nacional los números de hace un año. Estamos mejor, pero la pandemia sigue viva. Toca, por tanto, seguir afianzando aquellas decisiones que, a priori, parecían tener fecha de caducidad. Desde esta perspectiva, la Concejalía de Urbanismo y Policía Local han elevado a la Junta de Gobierno una propuesta para la derogación del Título 1 de la Ordenanza Reguladora de Actividades con Finalidad
Diversa, es decir, la parte de ese documento alusiva a las terrazas de la hostelería con el objetivo de dar soporte y cobertura a las decisiones que al respecto estamos tomando bajo el paraguas del coronavirus.
Una nueva ordenanza para la hostelería. Sin duda, son decisivos los bares, cafeterías o heladerías, un sector estratégico para la reactivación económica y para la revitalización de la ciudad por su capacidad de seducción para sacar de casa a la gente, y es por ello por lo que creemos que la hostelería debe ser el mascarón de proa de una Orihuela tantas veces criticada por dormida. Con esa idea como germen de nuestras iniciativas, también estamos trabajando ya en la redacción de una nueva ordenanza específica para regular la actividad de estos locales, desgajando, por tanto, la regulación de la hostelería de otros asuntos con los que poco o nada tiene que ver.
Aunque aún estamos en fase inicial de toda esta labor no exenta de complejidad y matices, late en nuestro enfoque la idea de flexibilizar la ocupación del espacio público teniendo como punto de partida el modelo de ciudad del que tan poco se habla, pero que debemos definir. ¿Debe ceñirse una terraza exclusivamente al frente de fachada de su local? ¿Hay la misma gente en la calle un lunes que un viernes o un sábado? ¿Tenemos un clima adecuado para estar en la calle? ¿Son las tarimas la única forma de garantizar la accesibilidad de una terraza? ¿Queremos que los oriolanos consuman aquí o preferimos que se vayan a otras ciudades? ¿Podemos convertir Orihuela en el epicentro de la actividad comercial de toda la comarca? ¿Debemos permitir la colocación de sombrillas de una marca de cervezas o de refrescos junto a un BIC o en primera línea de playa? Apostar definitivamente, con medidas realistas y de fácil ejecución, por una Orihuela más amable, más accesible, más dinámica, más joven más moderna y más atractiva, pero respetuosa con el descanso vecinal serán los puntos de partida de las reuniones que a partir de ahora tendremos con colectivos vecinales, asociaciones de discapacitados y el resto de grupos municipales. Tenemos una gran oportunidad y la vamos a aprovechar.
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