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Los vaivenes de las temperaturas y la falta de agua destrozan las previsiones de los agricultores de la Vega

La entrada de una masa de aire polar ártica desde el pasado domingo hace que tengamos esta semana un ambiente invernal en la Vega Baja. Pero hasta ese momento la situación meteorológica ha estado marcada por el fuerte viento de poniente y unas temperaturas altas para esta época del año.
La falta de lluvia y unas temperaturas que oscilaban entre los 10 grados de mínima y los 20 grados de máxima, han dejado registros superiores a los 5 grados por encima de la media, circunstancia que ha supuesto un efecto demoledor para los cultivos de hortalizas en la comarca del Bajo Segura.
El adelanto del calor no ha tenido ningún efecto positivo para los cultivos de invierno. Ejemplos claros los podemos encontrar en el brócoli, las coles o las floricoles, pero también en habas y alcachofas. «Con estas temperaturas primaverales, en lugar de crecer suavemente y de forma apretada, se han abierto, se han espigado como si ya fuera primavera y se han tenido que cortar rápidamente», tal y como explica el presidente provincial de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA), Eladio Aniorte. La consecuencia es que existe mucha oferta y no es posible vender a precios razonables para el agricultor, con lo cual, según Aniorte, «no se coge dinero por lo plantado».
El secretario comarcal del sindicato La Unió, José Manuel Pamies, asegura no recordar que en los meses de diciembre, enero y febrero se hayan alcanzado estas temperaturas tan suaves, y también cree que las hortalizas son las más afectadas «porque necesitan humedad y sus horas de frío, pero sin exceso, para hacerse más frescas, con lo que el tiempo seco y las temperaturas altas han afectado negativamente a su calidad».
Pese a los intentos de los agricultores de compensar con más riego esa falta de humedad, son muchas las hortalizas que no alcanzan la calidad óptima para su buena comercialización. Pamies pone de ejemplo la alcachofa, «que sale como pinchosa, cuando debería salir chata y tierna», algo que también sucede en otras hortalizas como haba y brócoli, que espigado antes de tiempo, «poca cantidad podrá utilizarse para la industria».
El destino de miles de toneladas de hortalizas será servir de comida para el ganado, al no poderse vender debido a su baja calidad, y ello conlleva importantes pérdidas que aún es pronto para cuantificar, aunque desde este sindicato aseguran que se puede perder más del 30% del producto, y para quienes vivimos del campo, el daño económico en nuestros bolsillos puede ser considerable».
Desde La Unió destacan además, que si vuelven las temperaturas suaves «vamos a tener un año y unas cosechas bastante inciertas, a lo que habrá que añadir la falta de agua para riego si el tiempo no cambia y continúa la sequía».
Localidades como Dolores, San Fulgencio, Guardamar, Rojales, Algorfa, con la alcachofa, o Algorfa, Callosa de Segura, Cox, Rafal, San Miguel de Salinas y Catral con las habas, verán mermada su venta en porcentajes que pueden llegar hasta el cien por cien en algunos casos.
Con esta situación, los agricultores de la Vega Baja son poco optimistas y se esperan lo peor.

El frío puede ‘socarrar’
El descenso de las temperaturas en unos 10 grados que vivimos esta semana no va a mejorar las cosas.
Este frío ha sido bien recibido, pero como señala Eladio Aniorte desde ASAJA, «aunque los termómetros no lleguen a estar por debajo de 0 grados, todo se puede socarrar, y ese parón en la planta tendrá un efecto negativo para cuando arranque otra vez y se tenga que mover esa parte o las yemas que no han movido». Aniorte asegura que «con que bajen las temperaturas a 0 grados unas cuántas horas o haya viento frío, sería un desastre para los cultivos de hortalizas porque se helarían». Aniorte alerta además de la llamada ‘escarcha negra’, «ocasionada por el rocio que cuaja y deja con manchas negras hortalizas como las habas o las alcachofas».
Desde La Unió, José Manuel Pamies coincide con esta opinión, y afirma que si las temperaturas bajan a 0 grados «habrá muchas pérdidas». Lo ideal sería que ese descenso no fuera muy acusado y que viniera acompañado de lluvia, pero también recalca que el proceso para estos cultivos de invierno seguirá «descompensado» si el vaivén de las temperaturas vuelve a traer el frío en marzo o abril, cuando ya es más razonable que las temperaturas vayan al alza.

Las frutas, a la cámara
Los cítricos no van a sufrir tanto como las hortalizas las suaves temperaturas y la falta de agua, pero también se resentirán. Lo normal sería que empezaran a florecer dentro de un mes, pero también se han adelantado, según indican desde La Unió. José Manuel Pamies matiza que los cítricos «también necesitan sus meses de invierno y su parada invernal, porque de no ser así, moverán con poca salud y eso repercutirá en que su calidad sea menor».
Para el presidente provincial de ASAJA, Eladio Aniorte, «los cítricos llevan su marcha y naranjas mandarinas y limones están a buen precio.
El consejero delegado de Frutas Caminito, cooperativa ubicada en la carretera de Orihuela a Hurchillo, Pedro Martínez, explica que la maduración «se ha acelerado mucho y la oferta se ha concentrado. La demanda de cítricos en Europa se reduce y eso repercute en el precio, especialmente con la naranja, cuya producción se puede haber reducido en un tercio».
El excedente de la producción deberá guardarse en cámaras frigoríficas por un periodo no superior a los dos meses, según explica Martínez, «a la espera de que el mercado reaccione y podamos ponerlas a la venta poco a poco».
La llegada de temperaturas más bajas «tirará un poco del precio porque en Europa se consume más, aunque el beneficio sería para las variedades más tardías y que todavía no se han comercializado».
Esperar esos dos meses tendrá además otra ventaja, puesto que países como Turquía habrán acabado sus procesos y permitirán que los cítricos españoles puedan salir a la venta con precios ya recuperados para evitar pérdidas.

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