En la mañana de hoy, lunes 11 de noviembre, los vecinos y vecinas de la comunidad inglesa de Pinar de Campoverde han celebrado el “Rememberance Day”, también denominado “Poppy Day”, o “Día de la Amapola”. El objetivo anual es honrar y recordar a quienes han servido a su país en tiempos de conflicto armado y en paz.
La ceremonia, a la que ha asistido el Alcalde José María Pérez y la concejal Susi Sánchez, ha consistido en el relato de un verso breve junto con la interpretación de “The Last Post”. Luego, el centenar de asistentes han guardado dos minutos de silencio: uno en memoria de las víctimas del trágico suceso de la DANA en la Comunidad Valenciana y otro minuto de silencio para honrar al personal militar muerto durante la primera guerra mundial. El músico y director de banda Agustín Clemente Carrión ha sido el encargado de dar solemnidad al acto con el toque de diana de trompeta.
El alcalde ha agradecido a “todas las mujeres de Pinar de Campoverde que han estado tejiendo más de 1.000 amapolas” que han servido de escenario durante el acto del día del recuerdo en Plaza Florida de la urbanización.
Raymond Marsh, promotor del evento afincado en Pinar de Campoverde desde hace muchos años, ha explicado que durante la Primera Guerra Mundial, desde el 28 de julio de 1914 hasta el 11 de noviembre de 1918, más de 9 millones de militares murieron y 23 millones resultaron heridos. El armisticio, las conversaciones para llegar a un acuerdo para poner fin a la guerra, comenzaron a las 11:00 horas del 11 de noviembre de 1918. Por eso, la primera ceremonia del “Día del Recuerdo” se celebró en 1919, cuando dignatarios de Gran Bretaña y la Mancomunidad de Naciones depositaron coronas de flores en honor al personal militar muerto durante la guerra. La fecha se ha cambiado al segundo domingo de noviembre, que es el domingo más cercano al día 11 cuando se celebra el día del recuerdo.
El significado de la amapola
Durante la Primera Guerra Mundial, los campos del norte de Francia y Flandes fueron escenario de algunos de los combates más encarnizados, con más de un millón de víctimas. Los campos, que antes eran verdes, se convirtieron en vastos campos de barro en los que no parecía crecer nada, pero la primavera siguiente los campos se cubrieron de millones de amapolas de un rojo intenso que se consideraban un símbolo de restauración y esperanza de un futuro pacífico. En 1921, la amapola se adoptó como símbolo del recuerdo de los que murieron en la guerra.
Las amapolas de papel se vendieron al público y el dinero recaudado se utilizó para ayudar a los militares heridos y a sus familias, así como a las familias de los fallecidos; esta práctica continúa hasta el día de hoy, ayudando a los afectados por los numerosos conflictos desde la Primera Guerra Mundial.
Los comentarios están cerrados.