El pasado fin de semana, el colegio Jesús-María (San Isidro) volvió a ser protagonista en la XI Edición de los Murales de San Isidro, consolidando su compromiso con la cultura local y con la figura de Miguel Hernández. A través de distintas actividades, el centro implicó a su alumnado, familias y profesorado en un proyecto artístico y educativo con gran arraigo en la ciudad.
Poesía, pintura y participación comunitaria
La jornada del viernes comenzó con una inauguración poética, en la que alumnos de diferentes niveles recitaron poemas del poeta oriolano. Tras el recital, se dio paso a la pintura del mural asignado para este año, una creación colectiva en la que participaron estudiantes desde Educación Infantil hasta 6.º de Primaria, así como exalumnos, vecinos y docentes. Esta actividad, abierta e inclusiva, convirtió el acto en una auténtica fiesta de barrio.
Alumnos convertidos en guías turísticos
Una de las grandes novedades de este año fue la participación de los alumnos de 5.º y 6.º de Primaria en el proyecto ‘Guías escolares de los Murales de San Isidro’. Esta iniciativa, reconocida e incorporada por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela en su programación oficial, se materializó en la ruta ‘Contemplad mi barrio’, celebrada el viernes y sábado.
Durante la actividad, los escolares ejercieron de guías turísticos, explicando a los asistentes la historia del barrio, el significado de algunos murales y los momentos más destacados de la vida de Miguel Hernández. A lo largo del recorrido también recitaron versos del poeta, ofreciendo una experiencia cultural y educativa que sorprendió a los visitantes.
Aprendizaje, servicio y compromiso cultural
Con estas propuestas, el colegio Jesús-María reafirma su papel como agente de transformación social, integrando actividades del ámbito del aprendizaje-servicio en su programación educativa. La participación activa del alumnado en esta edición de los Murales de San Isidro no solo contribuye a la difusión de la cultura y el legado de Miguel Hernández, sino que fomenta valores como la colaboración, el compromiso cívico y la responsabilidad comunitaria.
El centro educativo demuestra, un año más, que la educación va más allá del aula, y que la implicación con el entorno es clave para formar ciudadanos críticos, participativos y comprometidos con su ciudad.