El reconocido poeta y escritor oriolano José Luis Zerón Huguet acaba de publicar su nuevo poemario, titulado Hable la luz, editado por Olé Libros. La presentación de esta obra tendrá lugar el próximo 29 de noviembre a las 19:00 horas en La Lonja de Orihuela. Como todos sus trabajos, este libro derrocha talento y sensibilidad, consolidando cada publicación como un acontecimiento significativo dentro de la literatura española.
Entrevista
—José Luis, ¿qué mensaje pretendes transmitir con tu nuevo poemario?
Mi escritura poética nace como una necesidad irrefrenable y no siempre responde a un planteamiento deliberado. Aunque se vincula a mis experiencias y circunstancias, a menudo resulta un misterio incluso para mí. La poesía combina pensamiento, imaginación y sensaciones, y tiene una dimensión irracional que escapa al control consciente.
Este poemario comenzó poco antes de la pandemia y se desarrolló durante el confinamiento y los meses posteriores. La primera parte tiene un tono pesimista y oscuro; la segunda, más luminosa, refleja un anhelo de paz y armonía, aunque sin ignorar la incertidumbre. Explora grandes preguntas sobre nuestra existencia y juega con los contrastes: luz y oscuridad, bien y mal, las miserias y grandezas humanas.
—Quienes ya han leído el libro lo consideran un canto a la gratitud por la vida. ¿Lo concebiste así?
Sí, aunque no lo describiría como un himno. Mis poemas tienen un tono elegíaco, especialmente en la primera parte. El título Hable la luz refleja un deseo, tomado de un verso de Pureza Canelo. La estructura del libro también es significativa: la primera parte, Apolión, alude al arcángel de la destrucción; la segunda, Xenía, celebra la hospitalidad y contiene mensajes contra la xenofobia.
—En tus versos dices: “la dicha de volver a abrir los ojos/ y saber que aún podemos mirar/la vida con deseo/pese a tanto que se nos muere”. ¿Es un mensaje para una sociedad desorientada?
Es una invitación a recuperar la capacidad de observar, escuchar y reflexionar con calma, virtudes que estamos perdiendo. Mis poemas intentan capturar los pequeños milagros de la vida, incluso en tiempos difíciles, equilibrando serenidad y desasosiego.
—En otro verso afirmas: “yo también soy un extranjero,/ y pongo mis ojos/ en tu llaga,/ y te siento compañero”. ¿Es un llamado a la empatía?
Sí, a mirarnos como iguales y a practicar la compasión en su sentido original: “sufrir con” el otro. Vivimos en un mundo polarizado y crispado, donde el diálogo y la solidaridad se ven amenazados por la desinformación y la desconfianza.
—¿Crees que la poesía es más necesaria que nunca?
Para mí, la poesía es indispensable; no imagino mi vida sin ella. Sin embargo, no creo que sea esencial para todos. La poesía me mantiene en un estado de duda y cuestionamiento constante. Como decía Juan Gelman: “La poesía es un árbol sin hojas que da sombra”.
—¿Cómo percibes este poemario en relación con tus obras anteriores?
No lo veo muy distinto. Está alineado con mi estilo y temas habituales, aunque tiene una mayor preocupación social. Sigo enfocado en el lenguaje poético y en la búsqueda de expresar lo inexpresable a través de símbolos, imágenes y reflexiones.
—¿Qué camino esperas que recorra Hable la luz?
La editorial está impulsando su difusión en España. Lo presentaré en Orihuela y posiblemente en otras ciudades. Mi mayor satisfacción es conectar con lectores que compartan inquietudes y emociones, sin mayores ambiciones literarias.
Agradezco a mi editor, Toni Alcolea, y a su equipo por el trato exquisito durante este proceso.
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